lunes

LA LABOR ÉPICA DE LA PUBLICACIÓN EN COLOMBIA

 
 
Saúl Gómez Mantilla
 


Por: Johanna Marcela Rozo Enciso.
www.lemguajedemujer.blogspot.com
contacto : mujerdeniebla29@yahoo.es

Saúl Gómez Mantilla ha estado presente en la literatura de Norte de Santander, no solamente como poeta donde ha logrado reconocimiento, sino también como compilador y editor de antologías a través de su editorial independiente Ediciones Pirata de Calidad,que más adelante sería EPICA EDITORES. Nacido en 1978 en Cúcuta, una ciudad que ha sufrido la violencia de Colombia y que de una u otra manera ha afectado la literatura de la región. Saúl Gómez junto con otros compañeros de la literatura ha compartido tertulias, festivales de poesía, publicaciones pero también exilios, desapariciones e incluso la tristeza de la muerte. Por eso en REDYACCIÓN nos hablará de este proceso de difusión de la literatura que se realiza desde lo regional y se convierte en movimientos y propuestas nacionales. Bienvenido.

J.R. ¿De dónde surgió la idea de Ediciones Pirata de Calidad y que autores o libros se han publicado a través de ella y cómo se llega luego a EPICA?
S.G. La editorial surge porque en Cúcuta no había manera de publicar y fue una forma de rebelarse contra las publicaciones institucionales, en este caso de la gobernación y de la alcaldía, porque no tenían calidad, sino era el pago de favores. Se llamaba Pirata de Calidad en memoria de Andrés Caicedo y de su libro El atravesada que fue editado bajo este sello. Luego decidimos darle el nombre a partir de la sigla E-PI-CA, que son las iniciales del nombre de la editorial.

Se alcanzaron a editar más de 10 títulos de poetas del departamento con libros que mostraban un oficio y un respeto por la palabra. Se editaron los siguientes: El círculo de nuestras vidas y Ante tus pechos como nubes de Javier Bosch Fossi; Agosto suda diferente de Gustavo Villamizar Suarez; Esquirlas de amor en tiempo de minasquiebrapatas de Jesús Ernesto Urbina; El hombre invisible y Regreso a Lisboa de Isaías Romero; Al ojo próximo de Oscar Schoonewolff; Las danzas oscuras de Jacome París; Poemas para todas las cosas de Oswaldo Carvajalino; Selva azul de Javier Felix; una pequeña antología de William Ospina, El amor de los hijos del águila; y mis libros: Ideas de Viaje,Rostro que no se encuentra y Lección de olvido, que después fueron editados por otras editoriales. Incluso ganamos un concurso del ministerio de cultura a las mejores editoriales independientes en el año 2006.
J.R. ¿Qué eventos literarios son los que más recuerdas de la época en que vivías en Cúcuta, con quiénes compartías esos eventos?
S.G. A Inicios del siglo, asistíamos a cuanta escaramuza cultural ocurría en la ciudad. El Festival de Música del Banco de la República, el Festival Internacional de Teatro de la UFPS; los cine-clubes, Poiesis con Javier Bosch y los viernes en la sala de música del Banco de la República con Luis Tovar. Asistía con los amigos de la plazoleta de la UFPS, en ese entonces estudiaba electromecánica y con los mechudos, como nos llamaban, participábamos de la oferta cultural de la época. También con OPNI (Objetivos Poéticos No Identificados) organizábamos lecturas en espacios no convencionales, oxigenaciones poéticas y el Festival de Poesía de Cúcuta.

J.R. ¿Has sido un promotor de lectura incansable, en tu experiencia cuál es la mejor forma de motivar la lectura en los niños y jóvenes?
S.G. He tenido la fortuna de recorrer el país leyéndole a otras personas, para mí lo importante es transmitir la pasión, compartir las lecturas que nos han marcado y que, de cierta manera, han configurado nuestra forma de pensar. En este caso la selección de texto es fundamental para el desarrollo de un taller, así como tener claro a qué tipo de población va dirigido, para que el texto leído en voz alta no se pierda y pueda convertirse en toda una experiencia estética.
J.R ¿Por otro lado has promovido la vida y obra de los escritores Norte santandereanos Jorge Gaitán Durán y Eduardo Cote Lamus, cuéntanos como fue ese proceso de investigación y de publicación de las cartillas No pudo la muerte vencerme, Jorge Gaitán Durán 50 años de ausencia y Sueños cotidianos, Eduardo Cote Lamus, 50 años?
S.G.Al cumplirse 50 años de la muerte de nuestros poetas y al enterarme de que no se había pensado ningún homenaje por parte de los entes culturales de la región. Le propuse la idea de hacer las cartillas a Julio García Herreros quien aceptó. El trabajo consistió en buscar la recepción de los libros en la época en que fueron editados, los prólogos y las reseñas, para esto tuve que recurrir a los archivos de la Luis Ángel Arango y al trabajo de algunos amigos sobre el tema. Me interesaba ponerlos en su contexto y destacar su vigencia 50 años después.

J.R. Tienes cuatro libros de poesía publicados Ideas de viaje, Rostro que no se Encuentra, Lección de Olvido, y El amor y la Palabra.El segundo fue reditado en el 2009, ¿cómo fue el proceso de construcción de cada libro y cuál de ellos prefieres?
S.G. Cada libro fue escrito de manera distinta, Ideas de Viaje fue la acumulación de poemas y la apuesta por mostrar el trabajo, también es un homenaje a las lecturas; Rostro que no se encuentra, es una búsqueda de la poesía en medio del conflicto y del horror; Lección de olvido fue un intento por purgar ese dolor, hubo una búsqueda formal y toda una lucha y un trabajo con la palabra, por condensar el lenguaje; El amor y la palabra es un libro de restauración, de reconciliación con el mundo. Para mí todos son favoritos, porque cada uno tiene una carga de recuerdos, los premios, los viajes, las personas que conocí en los festivales de poesía. Pero, si tuviese que elegir, tomaría a Lección de Olvido, porque fue una ruptura con la tradición regional e implicó un todo un trabajo formal.
J.R. Una de las publicaciones que más ha tenido éxito por así decirlo, es la antología PALABRAS COMO CUERPOS (poemas en memoria de Edwin López, Gerson Gallardo y Tirso Vélez) ¿Cómo surgió la idea de hacer este libro y cómo ha sido recibido por los lectores?
S.G.El libro es un homenaje, un ejercicio de memoria y de reparación de tres víctimas del conflicto armado. Surge porque se cumplían 10 años del asesinato de nuestros amigos poetas, fue una manera de recordarlos y de traer a cuenta la manera como fueron cegadas sus vidas y de recopilar, en un solo lugar, en este caso un libro, los recuerdos y las palabras en su memoria. El libro se ha difundido, se ha presentado en varias ciudades y ha generado espacios de diálogos y de discusión sobre el papel del arte y de los artistas en Colombia.
J.R. ¿Qué proyectos vienen para la editorial y que nuevos proyectos literarios en tu carrera como poeta?
S.G.El último libro publicado fue Palabras como cuerpos. Nos gustaría publicar una antología de poetas jóvenes de los santanderes, ya que la última se publicó en el 2001. Tengo inéditos tres libros, uno de poemas, otro de minicuentos y una novela. Ahora estoy escribiendo un libro de diálogos, a la manera de Cesare Pavese. Y quiero apostarle a la escritura sobre le memoria.
J.R. Hace mucho que vives en Bogotá, ¿regresarías a Cúcuta para impulsar la literatura regional?
S.G.Con Cúcuta tengo contacto permanente, por medio de las invitaciones del Banco de la República o de la Biblioteca Julio Pérez Ferrero, pero los entes culturales oficiales desconocen la historia literaria del departamento e ignorar a los escritores actuales. Regresaría a trabajar en una historia de la literatura de Norte de Santander, pero un trabajo serio y crítico, que destaque las obras por su calidad y por los aportes que estas han dado al desarrollo de la literatura regional. Ya que desafortunadamente, los trabajos que hay sobre el tema no tienen rigor crítico ni estético.

J.R. ¿Qué libro te hubiera gustado escribir?
S.G. Me encanta la literatura fragmentaría, novelas como La amortajada de María Luisa Bombal; Pedro Páramo de Juan Rulfo; Una lección de abismo de Ricardo Cano Gaviria; entre otros. Disfruto mucho de las apuestas formales, así como de los clásicos.
J.R Finalmente un consejo que darías a las personas que se inician en la escritura.
S.G. Leer, ante todo leer. De todo, lo bueno y lo malo. Luego, al escribir, romper el lazo afectivo con el texto, para poder trabajarlo y verlo como un objeto estético que debe ser pulido.

Saúl Gómez Mantilla: Profesional en Estudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia. Se desempeña como asesor en Promoción de Lectura. Ha obtenido los siguientes reconocimientos: Premio Estimulo a la Joven Poesía Colombiana, convocado por la revista Prometeo en el marco del XI y XVI Festival Internacional de Poesía de Medellín, 2001 y 2006, con sus libros Ideas de Viaje y Lección de Olvido. Postulado por Colombia ante la UNESCO al Premio Mundial de Poesía Puentes de Struga de la República de Macedonia, con su libro Rostro que no se Encuentra. 2010. ha publicado los siguientes libros: Objetivos Poéticos No Identificados (O.P.N.I.) – Jóvenes poetas de Cúcuta – Compilador – Centro Cultural Municipal – Cúcuta - Agosto de 2002.Ideas de Viaje – Poemas - Autor – Colección Viernes de Poesía – Número 29 – Universidad Nacional de Colombia – Bogotá – Febrero de 2005.Rostro que no se encuentra – Poemas – Autor - Ediciones Pirata de Calidad – Cúcuta – Enero de 2006.La Promoción de Lectura Estrategia para la Paz y la Convivencia – Autor – Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero – Red de Jóvenes Líderes Culturales - Cúcuta - Noviembre de 2007.Álbum de los Derechos y los Valores – Autor – Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero - Red de Jóvenes Líderes Culturales – Cúcuta - Abril de 2008.Lotería del Patrimonio - Autor – Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero – Red de Jóvenes Líderes Culturales - Cúcuta - Octubre de 2008.Lección de Olvido y otros poemas – Autor – El perro y la Rana – Venezuela - 2008.Rostro que no se encuentra – Poemas – Autor - Cámara de Comercio de Cúcuta – Cúcuta – Noviembre – 2009.La sombra y el Relámpago – Poesía Viva de Norte de Santander – Compilador y prologuista – Épica Ediciones - Octubre - 2011.El amor y la Palabra – Poemas – Autor - Fundarte – Caracas – 2012.Palabras como cuerpos (poemas en memoria de Edwin López Gerson Gallardo y Tirso Vélez) – Compilador – Épica Ediciones – Bogotá – 2013.No pudo la muerte vencerme, Jorge Gaitán Durán 50 años de ausencia. – Investigador - Biblioteca Julio Pérez Ferrero – Cúcuta – 2013.Sueños cotidianos, Eduardo Cote Lamus, 50 años. – Investigador - Biblioteca Julio Pérez Ferrero – Cúcuta – 2014.

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miércoles

LA PALABRA EN LA MUJER



Por: Johanna Marcela Rozo Enciso.


La escritora y gestora cultural Tatik Carrión llegó un día a la ciudad de la neblina, Pamplona. Nos conocimos aquí en mi ciudad natal.  Y en los recorridos por las calles y conversaciones descubrí no sólo,  a la escritora sino también a la mujer que lidera y gestiona proyectos culturales cuyo objetivo es impulsar las letras de nuestro país.

Coincidimos en que nacimos en el año 1985 y por esa época las dos cumplíamos 27 años, de allí salió el proyecto que en conjunto llevamos a cabo: “Los 27 del 85”, logramos reunir en un blog a 27 escritores (hombres y mujeres) que nacieron en ese año y cuya memoria pueden ver aquí: http://los27del85.blogspot.com

Tátik Carrión es nacida en Chía Cundinamarca, donde dirigió  el programa radial Tertulia Poética y desde allí gestó el encuentro Fuerza de la Palabra que lleva  5 versiones,  donde estuvieron escritores de la talla de Fernando Soto Aparicio,  José Luis Díaz-Granados, Jaime García Maffla y Amparo Osorio única mujer que hasta ahora ha sido homenajeada en “ Fuerza de la Palabra”. En su última versión fue reconocido Milcíades Arévalo por su trabajo narrativo y por su incansable edición y publicación de  la revista Puesto de Combate.

Y hoy Tatik Carrión nos regala sus palabras para este espacio de Reseñas literarias, bienvenida.

J.R. ¿Qué te impulsa a generar estos espacios literarios tanto en el encuentro como en el programa radial?

T.C.En primer lugar, y aunque suene muy trillado, el amor por los libros. En segundo lugar porque en Chía no había un encuentro o festival de literatura que permitiera el reconocimiento de los autores locales ni de otras ciudades o países.Empecé programandolecturas en voz alta y al ver la repuesta del público, lo enriquecedor y bonito que era tener a los escritores cerca, propuse “Fuerza de la Palabra” y bueno, así llevamos ya cinco años.

Vale la pena aclarar que el encuentro no sólo se realiza en Chía, sino que se ha extendido a Bogotá, Cajicá y Zipaquirá. Ha sido una maravillosa apuesta que me ha hecho mejor persona.

J.R. ¿Cómo ves a las mujeres en la literatura colombiana?

T.C.He conocido a muchas escritoras, editoras, gestoras, promotoras, entre otras; de diferentes edades y estilos. A todas las quiero, las respeto y las admiro. Valoro el trabajo de cada una, porque sé lo complejo que es.
Referente a las escritoras, hay un grupo muy bonitointegrado por mujeres que viven en diferentes partes del país y fuera de él, con ellas soy muy cercana y hay una amistad muy linda, la cual permite ayudarnos entre sí como también ser cómplices y hablar de otras cosas de la vida.

Siento que hay un gran potencial, que ahora hay más espacios, que nos tienen en cuenta para diversas actividades como conversatorios, publicaciones, lecturas…y también creo que por parte de nosotras, hay mucho por hacer.

Conozco más poetas que narradoras y sin lugar a dudas, en sus escritos me identifico y encuentro magia, fuerza, belleza. ¡Ojalá escribiera como ellas!

J.R.  ¿Cuál es la principal razón para que escribas?

T.C.Quizá es una forma de conversación conmigo misma, una manera de comprender las cosas, mis cosas. El universo es complejo y más aún nuestra humanidad. Escribo también para comprender y amar a partir de la palabra.

Escribo paracompartir y en ese compartir sucede algo maravilloso y es el conmover, estremecer, sentir, suscitar…Escribir no es fácil o por lo menos no para mí, incluso, cada vez se me hace más complejo y al mismo tiempo más significativo.

Escribo porque me gusta, porque puedo, porque se me hace necesario…pero para escribir bien hay que leer mucho y ahora ando en esa etapa de leer y de vivir con intensidad.

J.R. ¿Si tuvieras que elegir te inclinarías por el cuento o por la poesía?

T.C.Esa es una pregunta que me he hecho desde hace tiempito y no he podido responderme… tampoco he generado ninguna acción respecto a elegir entre uno de los dos géneros. Por ahora creo que seguiré escribiendo (aunque cada vez tengo menos tiempo). Los dos géneros son maravillosos. Ahora ando en una etapa de sosiego, de reflexión, sin afanes por publicar. Quizá no tenga que elegir y me quede con los dos.

J.R. ¿Qué opinas de los escritores que se están formando en ciudades pequeñas o intermedias?

T.C.Bueno, yo nací en un pueblo, entonces sé de qué se trata dicha formación. Me parece que es algo bueno porque es una visión distinta de la vida y de la humanidad. Aunque he logrado establecer relaciones muy bonitas con personas de las ciudades, quienes son muy valiosas para mí y para la literatura, mis amistades de los pueblos y provincias resultan ser más cálidos, más expresivos, y mucho más solidarios.

Las ciudades cuentan con programas, actividades y lugares que permiten conocer los libros y los autores de manera más asequible. En los municipios es un poco más difícil el tema cultural, esto no significa que haya ausencia total, significa que los artistas y los escritores, viendo la necesidad, se esfuerzan muchísimo por proponer, generar y realizar actividades culturales, artísticas y literarias.

Ojalá hayan muchos, muchísimos autores provincianos y que sus letras lleguen a las ciudades y a otras partes del mundo.

J.R  Sobre qué temas escribes.

T.C.Escribo sobre muchas cosas y nunca me detengo a pensar precisamente en temas; es decir, no digo “voy a escribir sobre tal cosa”. Mi escritura es más bien sencilla y natural.Tengo poemas de amor (muy pocos) de desamor (muchos) y sobre temas sociales. Tengo algunos cuentos eróticos, otros que hablan sobre la violencia de mi país, otros sobre acciones cotidianas…por supuesto, la mayoría inéditos.

J.R.  ¿Qué libro te hubiera gustado escribir?
T.C. ¡Qué pregunta más difícil!Serían muchos, muchísimos, pues he leído con devoción obras literarias que han conmovido mi humanidad y elevado mi espíritu.
Más que una obra en específico, sería más bien cómo quién me gustaría escribir.
En narrativa como Guy de Maupassant o como Chejov o como Katherine Mansfield... En poesía como WislawaSzymborska o Dulce María Loynaz, o como Alfonsina Storni o como Roberto Juarroz…

J.R Finalmente un consejo que darías a las personas que se inician en la escritura.

T.C. Pues es el mismo consejo de siempre: leer mucho, observar mucho y vivir con intensidad. Participar en lo que más se pueda, conocer a muchas personas, muchas historias…viajar…

MUESTRA LITERARIA DE LA AUTORA.


1.         DESOLACIÓN

¡Cuántas cenizas de rostros!
En las ruinas todo es más triste,
hasta el silencio.
En el desierto de lo que fue una hoguera
se recuerda mejor,
pasan nítidos los instantes,
revelaciones
de cuando fuimos otros.
El viento toca
los pies descalzos y pequeños de la guerra,
los pies del abandono y
la tragedia.
Una mirada y otra,
y otra más,
los ojos preguntan
los cadáveres responden.
Las mujeres y sus cantos.
Las mujeres y su angustia.
¡Cuántas cenizas de los sueños!
Y el corazón como siempre
inocente
como un niño
perdido en la noche.


2.         SOBRE LA TRISTEZA

Wislawa saludaba a la tristeza,
en cambio yo quiero vestirla
y despacharla.
Decirle que muchas gracias.
Limpiarle el sombrero y recortarle
esa melancolía tan larga.
Comentarle que de ella
lo que más me gustó fue el silencio
y esas lloviznas que ahogaban mis fantasmas.
A nadie debo más sino a ella
fiel tejedora de recuerdos.
Ahora que se va le empaco
estos insomnios,
y algunos poemas.
¿Qué será de ella?
¿Qué será de mí sin su presencia?
Dime Wislawa,
¿Cómo se despide a la tristeza
cuando uno mismo es ella?







3.         EL OLVIDO

Un hombre enmudecido
llora en mis adentros
sus lamentos son todo un pueblo
que como lloviznas me habita.

Escucho
las persecuciones
sus miedos,
los pasos de los desterrados,
el incesante clamor de los desaparecidos…

Se angustian,
corren,
escriben en los muros
y puede leerse en sus ojos:
“libertad y sosiego”
luego,
no sé qué pasa
sus ecos se esfuman
como si alguien apagara sus voces…

Los entierro en mi memoria.

Vuelvo a mis afanes con la vida
sufro de la misma enfermedad del mundo,
el olvido.




 Tatik Carrión. Chía, enero de 1985. Escritora, gestora cultural y docente. Directora del Encuentro de Escritores “Fuerza de la Palabra”. Ha ganado varios premios y menciones por sus poemas y cuentos, entre ellos: El cuento, “La lagartija” fue finalista en el I Premio Nacional de Cuento, La Cueva, 2011; “El gato Escritor”, Premio a las narrativas culturales, Ministerio de Cultura, 2012; Segundo puesto, con el poema “El olvido” Fundación Andrés Barbosa Vivas, 2013. Actualmente es promotora de lectura y escritura de Biblored y tallerista de escritura creativa de Idartes.
Correo electrónico: alcorreode_tata@hotmail.com

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domingo

PUESTO DE COMBATE UN VIAJE SIN FIN




Por: Johanna Marcela Rozo Enciso.
mujerdeniebla29@yahoo.es
www.lenguajedemujer.blogspot.com


La revista literaria Puesto de Combate una de las publicaciones más importantes de la literatura nacional llega este año al número 79 y con el anuncia su cierre definitivo en la edición número 80. Esta noticia nos toma por sorpresa a los lectores y por ello agradecemos que su director Milcíades Arévalo,  aceptara esta entrevista.

J.R. Milcíades Arévalo, bienvenido. Hablemos primero de la edición 79, de los autores y los temas que se publicaron.
MA.  Siempre he sido muy agradecido con los autores porque cada vez que los convoco me sorprenden con sus poemas, ensayos, entrevista y cuentos. Siempre hay alguien en alguna parte del país que está pendiente de la publicación y me envía algún material.  Son tantos que no hay manera de publicarlos a todos. Esta revista se inició como respuesta a El Espectador,  donde todos los domingos,  en la sección de Cartas de los Lectores  del Magazín Dominical, la respuesta del señor GOG a sus colaboradores espontáneos era: “Su texto fue a parar al cesto”.   Muchos textos míos fueron a parar al cesto, pero yo me desquité años dando a conocer a muchos autores que por primera vez se atrevieron a enviar sus textos literarios al Espectador.  No me equivoqué porque muchos de ellos resultaron buenos escritores y poetas, se ganaron varios premios, y si hoy me ven aseguran no conocerme.

J.R. Casi nunca se mencionan en las ediciones literarias a los ilustradores, como se escogen estás ilustraciones para la revista Puesto de Combate.
MA. Nunca pensé que me fueran a preguntar eso. La verdad es que hay una cantidad de gente que está dispuesta a dar a conocer su trabajo en las páginas de una revista. Yo los apoyo publicando dando a conocer  sus propuestas. Por otra parte,  yo cuento con material suficiente para ilustrar la revista con fotos de mi propiedad y de otros autores. Me gustaría que cada cuento o cada poema fuera ilustrado por alguien que lea los textos y después los interprete gráficamente. . Como no se ha podido  hacer de ese modo, consigo independientemente las  ilustraciones de acuerdo a los textos. 

J.R.  A lo largo de todos estos años  ha conocido muchos escritores y poetas me gustaría que nos contará algunas anécdotas de esos encuentros.
MA. Tengo cientos de anécdotas, como no.  Con Gonzalo Arango, Jaime Jaramillo, Eduardo Mendoza Varela, José Manuel Arango, Orietta Lozano, Miguel Méndez Camacho, Isaías Peña Gutiérrez, Ernesto Cardenal, Roberto Fernández Retamar, María Mercedes Carranza, Javier Arango Ferrer, Germán Vargas, etc. Por ejemplo, a Gonzalo Arango lo conocí en Santa Marta y me habló del Infierno de la Belleza, me regaló su libro Sexo y Saxofón y que además me leyera a Rimbaud, especialmente Una temporada en el infierno.  Cuando yo regresé a Bogotá, vendí un litro de sangre para poder comprarlo, y eso que apenas costaba $16.50. Después de leer ese libro supe que lo que yo hacía no eran cuentos como todo el mundo hace sino poemas. Jaime Jaramillo me dijo que no escribiera, que ese era un trabajo para gente sin oficio, que lo más importante era el dinero, pero él vivía  desnudo. De Eduardo Mendoza diré que yo vivía a una ventana de su casa. A través de la ventanita de ese apartamento  su señora me  pedía cuentos míos  para publicarlos en El Tiempo; con el paso de los años terminé siendo Director Editorial de la revista “Mosaico II”, del Instituto de Cultura Hispánica. De Orietta Lozano me acuerdo que con un solo poema supe que ella sería una poeta erótica para toda la vida. El poema sencillamente decía: “Como en vez de hombres sólo había máquinas, me compré un gran espejo para hacerme el amor”.  De María Mercedes diré que  siempre  que me veía me decía “¡Poeta, poeta!”, y yo sin saber por qué  porque yo lo único que he sido en la vida es vendedor de espantapájaros. De Germán Vargas supe por qué apareció en Cien años de soledad. Estas anécdotas son bien interesantes si las cuento con pelos y señales, de lo contrario solo parecen chismes.

Milciades Arealo y Juan José Arango.

J.R. ¿Qué tan difícil es crear y mantener una publicación literaria?
MA. Lo difícil es vivir.  Para mí nunca ha sido nada difícil. Tengo todo lo indispensable: fotos, ilustraciones, escritores dispuestos a dar una entrevista, participar con sus creaciones en cada entrega, permanentemente recorro  el país conociendo a nuevos escritores y poetas, he vivido una vida intensa en la que he sido marinero, vendedor de libros, corrector de estilo, editor, fotógrafo, coleccionista de libros antiguos y revistas, etc.  Cuando yo dia a luz  Puesto de Combate, lo hice pensando que entenderían el mensaje: Puesto es un lugar, el lugar que nos correspondió en el mundo y Combate, el combate para un escritor  es con las palabras. Por lo demás, en la década del 60 y 70, todas las revistas, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego,  tenían nombres contestatarios. Hoy en día y de acuerdo a las transformaciones y connotaciones del lenguaje, pienso que debo cambiar de nombre. Un nombre más bonito, un nombre que lo signifique todo y a la vez sea tan bello como una mujer desnuda. 
 Mantener viva una revista en el país de los poetas, es un honor que cuesta. Hay que tener constancia y conocimiento de la literatura, y además plata y gente que crea en que lo que uno está haciendo vale la pena. Yo nunca he tenido ni un peso en el bolsillo ni un amigo rico, ni agencias de publicidad ni entidades de cultura que me apoyen, pero he sido capaz de creer durante cuatro décadas en el producto que se llama Puesto de Combate y que ha servido nacionalmente para impulsar la literatura colombiana.  

J.R. ¿Qué satisfacciones le ha dejado esta publicación?
MA. Muchísimas. He conocido a fondo la literatura colombiana, a sus creadores, sus libros, he recorrido el país como Escritor Invitado de algunos talleres de literatura. También me han ninguneado como a ninguno y envidiado  con ganas  y también golpeado y vilipendiado, porque en este gremio no solo hay escritores intocables sino también  boxeadores y esgrimistas. 

J.R. ¿Qué lo hizo pensar en poner fin a la publicación Puesto de Combate en la edición  No.  80? ¿Después del cierre de Puesto de Combate qué proyectos vienen?
MA. Puesto de Combate no se acaba ni se acabará nunca; soy yo el que se está acabando. Mira que tengo varios libros inéditos. Los tengo ahí en una memoria y sigo escribiendo cada noche más y más. Como te puedes dar cuenta, en vez de publicar una revista es mejor que publique mis libros; ya es hora. Eso es lo que voy a tratar de hacer de ahora en adelante, publicar mis libros. Sé que son bonitos, extraños, raros y bien escritos.

J.R. Nunca se pensó en una edición digital de Puesto de Combate.
MA. De no hacer Puesto de Combate en forma física, cabe la posibilidad  de hacer que siga saliendo en forma digital.

J.R.  ¿Sé que tiene varios libros inéditos cuál de ellos quisiera publicar este año?
MA. Me gustaría  poder publicar  EL VENDEDOR DE ESPANTAPAJAROS, un libro de cuentos juveniles que antes se llamaba INVENTARIO DE INVIERNO y que fue pirateado por una editorial 4 veces. Es un libro que gusta mucho en los colegios.  También me gustaría publicar la Tercera Edición de EL OFICIO DE LA ADORACION, que para mí es el  mejor libro de relatos urbanos  sobre  el Barrio Santa Fe en el año de 1957. En ese libro hablo de Bogotá, que soñaba por entonces ser una gran urbe estilo París y no la que hoy tenemos. Otro libro sería  entonces CÁLIDA CARNE, un libro de cuentos eróticos, en el mejor sentido.
Tengo otros libros  inéditos de cuentos, una novela, el guión de una película, una obra de  teatro,  varios ensayos,  una coleccción de entrevistas, un libro de poemas y un archivo fotográfico extenso, en fin… Tengo tantas cosas escritas y “la edad se me vino encima”  que ya no me preocupa  si logro o no publicarlas. 

J.R.  ¿Cuál cuento le gustaría que leyéramos en esta entrevista?
MA. La Muchacha de la Ventana o Mala Suerte o Inventario de Invierno o El Caballo del Viento y la muchacha desnuda o…  Cualquiera de los cuentos míos  es chévere. Os lo aseguro. 

Bogotá, enero 26 de 2014 
 


LA MUCHACHA DE LA VENTANA

He sido y seré siempre feliz.
Siempre no quiere decir mientras viva, sino eternamente.
Jaime Jaramillo Escobar.


    Era lo más parecido a una flor enjaulada.
    Yo siempre la vi así, mas nunca me atreví a decirle palabras bonitas ni nada por el estilo, no porque le tuviera miedo a su belleza sino a su marido, el campeón nacional de lucha libre. A mí también me gustaba la lucha, pero no tanto como para irme detrás de “Pecho-de-lámina” a pedirle un autógrafo. Eso era de mal gusto para mí.  Yo prefería hacer cosas que no me exigieran mayor esfuerzo.
     Mariám vivía en la calle 22 A, en el segundo piso del Edificio Monserrate. Todos los días yo pasaba por allí a comprarle la comida a mi perrita Crispeta, sólo por verla. Cuando iba para el colegio la veía en la ventana pintándose las uñas.  Desde el comedor de La Casa también la veía. Es que ella era una tentación para mí.  ¡Seguro! Desde cualquier parte del mundo que la viera ella era linda. Así la vi la primera vez y así la seguí viendo durante el tiempo que duró el verano. 
    Un domingo que yo bajaba para La Casa, sucedió lo inesperado.  Ella estaba en la ventana de su apartamento gastando las horas de ese domingo de estío, mirando sin ver la calle desolada.
    --¡Adiós, lindo! –gritó al verme.
   De la emoción se me cayeron las partituras de las canciones en latín que me había dado el profesor Arias para cantar en la iglesia, mas no hice ningún intento por recogerlas. Me quedé como una estatua de sal, lelo, ido, ensimismado.
   --¿Cuándo los van a presentar en la televisión? –me preguntó, sacando su cuello de jirafa por entre los barrotes de la ventana.
   --Dentro de un mes. Eso fue lo que nos dijo el profesor Arias –le respondí.  Levanté   las hojas del piso y seguí mirándola.  
    --Yo no sé qué voy a hacer cuando empiece el invierno –dijo como ánima sola en desolado templo.  Eso fue lo que verdaderamente me hizo daño, que me hablara de su soledad.
    --¡Cómprese un paraguas! –le dije para animarla.      
   --¿Por qué no sube y me arregla el calentador? –me pidió.
    Era un domingo tan lleno de sol por todos lados que daban ganas que toda la vida fuera como el domingo.
    --Más tarde vengo. Mi hermano me invitó al Hipódromo –le dije.
    Después del almuerzo acompañé a mi hermano deseando que cayera una lluvia torrencial y la pista se enlodara para que los caballos no pudieran correr y todos los apostadores se quedaran con los crespos hechos; nada de eso sucedió. Mi hermano terminó de vender las boletas de la última carrera y nos devolvimos para la casa. 
     Al anochecer regresé donde Mariam provisto de una llave inglesa y un destornillador. Mi fama de electricista empírico se había extendido por el barrio como un reguero de pólvora. Las señoras de la vecindad vivían solicitando mis servicios a cambio de unos pesos que me servían para comprarle la comida a mi perrita Crispeta. Mariám bajó a abrirme la puerta y subimos, ella delante de mí envuelta en una levantadora de seda negra y meneando el trasero de la manera más escandalosa, y yo agarrado del pasamanos para no rodar por la escalera.  La detallé: no tenía más de treinta años. Sus modales eran finos y agradable su conversación. Tenía el cabello rubio, largo, el cuerpo esbelto, los ojos de avellana, el rostro bronceado por el sol. Le pregunté si conocía el mar.
     --La semana pasada estuve en Santa Marta –dijo, para hacerme saber que se podía dar los lujos que quisiera. 
    --Haroldo prometió llevarme a conocer el mar si ganaba el año, pero  estoy seguro que ni ganando el año me va a llevar porque está pagando las cuotas de un vestido que  compró para ir los domingos a visitar a su novia –le dije. 
     El apartamento era muy bonito, alfombrado de pared a pared, pintado de amarillo y arreglado con mucho esmero. Sobre la mesa del comedor había girasol. Una jaula con un canario colgaba en la terraza del lavadero. La máscara de “pechoelamina” colgaba de un clavo detrás de la puerta. Le pregunté por el calentador. Hizo un mohín con los labios y me señaló un cuarto oscuro detrás de la cocina. Revisé el taco de entrada, encendí y apagué las luces varias veces, revisé los cables. Conecté el calentador y funcionó correctamente. Para cerciorarme que todo estaba en perfectas condiciones repetí varias veces la misma operación.  
    --Había un cable mal conectado, pero ya quedó listo –le dije.
    Quiso  pagarme con un billete de cien pesos que yo nunca había tenido en mis bolsillos, pero preferí pedirle un café.  Puso la cafetera en la estufa.
   --¡Okey! –dijo. No sabía cómo decirle, pero, ¿qué iba a pasar si llegaba su marido y me encontraba en su apartamento hablando con su mujer como Jesús en el templo?
    --Juan Manuel; no mata ni una mosca –dijo con desdén.   
     Ya para entonces era como si fuéramos amigos de tiempo atrás y charlábamos tan cerca el uno del otro que yo podía sentir que los pálpitos de su corazón querían salírsele del pecho. 
    --¿Cómo te llamas?
    --Alejandro, pero me dicen Alexandro.
   --Bonito nombre para un chico.
    --El tuyo es más lindo: “Mariam”. La boca se le llena a uno de miel y nieve.
    --¿Tienes novia? –me preguntó sonriendo. 
    --No tengo novia. Las mujeres   son muy locas... 
    El aire olía a perfume. Por la calle bajaba un bus. En la casa siguiente regañaban a una niña. Unos muchachos pasaron cantando una canción de amor. Después todo quedó en silencio y tuve la impresión que la gente había  abandonado la ciudad y nos habían dejado solos, completamente solos. Me asomé a la ventana buscando por dónde escapar. Y sin embargo, ninguno de los dos hacía nada por partir, lejos de los espejos, de las soledades y los tormentos.
     La cafetera comenzó a silbar. Mariám fue a la cocina y regresó con dos pocillos de café y unas tostadas embadurnadas de mantequilla.
    --Va a comenzar a llover con el tamaño de un miedo y muchas furias  –le dije.
     Se levantó a ponerle la caperuza de tela a la jaula de los canarios, apagó las luces de la cocina y también las del comedor; únicamente dejó encendida la luz de su nochero. Cuando Mariám volvió a sentarse a mi lado me di cuenta que todo a mi alrededor era amarillo, salvo ella que estaba vestida de negro de la cabeza a los pies.  Me gustaba mirarla porque formaba parte del paisaje de esa calle que no era mi calle sino todas las calles del mundo. Ella estaría por siempre en mirando por la ventana tan sólo para que yo la mirara.     
    Como yo no quería poner en aprietos a Mariam cuando llegara Juan Manuel ni tampoco preocupar a mi hermano por la demora en volver a La Casa, le dije que me iba antes que empezara a llover.  
    --Ya deben estar preocupados por mi demora en volver a casa.-- Quédate otro ratico y jugamos dominó. Juan Manuel está en un campeonato de lucha libre en Medellín y no volverá sino hasta que pierda el alma --dijo tendida boca abajo sobre su lecho de pieles.
      --Si tú lo dices…      
       Yo prefería la contemplación al goce, pero ella me abrazó contra su pecho como si yo fuese su hijo. Olía delicioso. Lo mismo su pelo, su cuello, el nacimiento de los senos, las axilas, la pradera de su sexo, toda ella. Y cuando la tuve desnuda sobre su lecho  de pieles más parecía una rosa que una muchacha.      
     Cuando las gotas de lluvia comenzaron a golpear en la ventana anunciando la llegada del invierno, nos asomamos a mirar cómo se iban formando los ríos que más tarde llegarían al mar. El mar quedaba muy lejos, a la orilla del trópico, en la mitad del mundo. Los hombres construían enormes barcos para cruzar el mar, pero siempre llegaban al mismo puerto. El puerto era el amor. Mariam era un puerto abierto al amor y yo un barco cargado de deseos. Tomé su cuerpo entre mis manos y navegué sobre sus olas, una y otra vez, no queriendo llegar jamás a mi destino.   
    --Es tan difícil entender todas las cosas que hizo Dios –reflexioné.
    --La felicidad dura todo el tiempo que uno quiera –me respondió. 
    Me vestí lleno de dicha, casi cantando. Y cuando me despedí volví a besar los labios de su sexo como si fueran los pétalos de una rosa.
    --No olvides llamarme cuando se te dañe el calentador –le recomendé.
      La calle era un río de orilla a orilla, pero haciendo piruetas en medio de la oscuridad, atravesé la corriente. Tan pronto estuve en la acera opuesta, Mariam asomó la cabeza por entre los barrotes de su jaula y dejó oír su grito herido en todo el barrio:
    --¡Adiós, lindo! 
    Ni al día siguiente ni durante el tiempo que duró el invierno volví a verla asomada en la ventana. Estuve triste una semana, no volví a pasar por su calle, pero tan pronto los días volvieron a ser luminosos y alegres, subí a llevarle la noticia de que nos íbamos a presentar en la televisión.
   --Ella ya no vive aquí –me dijo Juan Manuel alistando sus trajes de luchador; se iba al día siguiente a un campeonato de lucha libre en Cali. 
   --¿Por qué se fue? --le pregunté intrigado, mirando hacia el fondo de la habitación vacía, quiero decir sin Mariám. 
    --Amaba tanto la lluvia que se fue con ella –dijo con un dejo de resignación.
    Le pedí un autógrafo y salí.
    Desde entonces esa calle fue mía y el recuerdo de Mariam también.


HACIA LO QUE NO TIENE NOMBRE

Por: Johanna Marcela Rozo Enciso
mujerdeniebla29@yahoo.es
www.lenguajedemujer.blogspot.com


(…) Por favor
Vuelve. Por favor, existe. Pero no ocurre nada…
MARY JO BANG




El suicidio y la locura son temas que me han inquietado no solo desde la literatura sino desde la vida misma, he leído con gran interés sobre  poetas y escritores que me han conmovido hasta el alma con su obra, y que también me han causado gran congoja con sus vidas: Virginia, Storni, Carranza, Pizarnick, Jattin, en fin.

Este entrometimiento me lleva precisamente al libro de Piedad Bonnett; Lo que no tiene nombre una narración hecha desde las entrañas, con la pluma dolorida de una madre que perdió a su hijo, pero también de una madre que quiere a través de la palabra homenajear a un artista sensible, apasionado a quien “la enfermedad que no tiene nombre” le quito su verdadero YO.

En este libro Piedad Bonnett de manera  generosa abrió la puerta de su casa para que nosotros  los lectores conociéramos la intimidad de la tragedia, mostrando episodios que fueron desfigurando el ánimo  de Daniel Segura Bonnett, el protagonista de cada página, un muchacho que  luchó con sus pesadillas recurrentes para finalmente   liberarse desde un sexto piso en New York.

Sin embargo siendo Daniel un artista no desapareció del todo. Nos queda a quienes no lo conocimos en vida una idea de quien era él, de sus temores, de sus retos, de sus aventuras… a través de la voz que le prestó Piedad Bonnett: 
“Y lo he hecho con palabras, porque ellas, que son móviles, que hablan siempre de manera distinta, no petrifican, no hacen las veces de tumba”, y para que el olvido no persista podemos  descubrir  sus inquietudes artísticas por medio del blogger que crearon su hermana Renata y su mamá. www.danielsegurabonnett.blogspot.com

La literatura sino cura el dolor al menos lo apacigua, y en este relato  nos develan los miedos que todos hemos tenido al perder un ser querido, tal vez por eso nos suena tan sincero: “Que tememos olvidar la voz, el olor, quién sabe si el rostro”.


Autorretrato- Daniel Segura Bonnett.

lunes

 







RECUERDOS DE LA AVIACIÓN EN FUSAGASUGÁ
Por: Johanna Marcela Rozo Enciso
mujerdeniebla29@yahoo.es
www.lenguajedemujer.blogspot.com
 
 
 
 

Tuve la grata sorpresa de recibir la llamada el año anterior de Camilo Daza, por supuesto era Camilo Daza Junior el nieto; él había leído la reseña sobre el libro “Por Los Caminos del Cielo” de la escritora Pilar Lozano en este espacio de Red y Acción, donde mencioné que Camilo Daza no tenía un museo en su ciudad natal, Pamplona.
 
 

Camilo Daza Junior, llamó entonces a aclarar que aunque no exista un museo, en estas tierras Norte-Santanderianas en honor a su abuelo quien fue precursor de la aviación en Colombia; él se había dado a la tarea de fundar el Museo Camilo Daza Álvarez en la ciudad de Fusagasugá en Cundinamarca; una buena noticia para todos los pamploneses.

En este museo, Camilo Daza Junior, recopila los objetos tanto personales como del oficio de aviador comercial y militar de Daza, esta idea inicia como un proyecto familiar guardando objetos que hablan de la historia comercial y militar de Colombia y de uno de sus pioneros.
 
 

Camilo Daza Álvarez estudio aviación en Estados Unidos a escondidas de su familia, quien no estaba de acuerdo con este tipo de profesión. La Idea del general Daza, era romper las fronteras naturales y podemos conectar en todo el territorio colombiano, ya que las zonas montañosas impedían la comunicación y hacían más difícil el comercio.
Se estrelló muchas veces en estos aviones que parecían de juguete, sin embargo impulso la aviación y participó en la defensa de la soberanía contra Perú donde surge la aviación militar. Camilo Daza muere el 18 de marzo 1975, pero el aeropuerto de Cúcuta lleva su nombre y también el Comando aéreo de transporte militar de Bogotá Catan.

Muchos han sido los homenajes recientes, el grupo de literatura de Pamplona Rayuela, publica un periódico cultural con el nombre El Vuelo del Cerezo, en homenaje al general Daza y rememorando la anécdota de su estrellada en un cerezo para no llevarse por delante a la gente que lo saludaba en lo que hoy son los terrenos del colegio Provincial.

El artista pamplonés Logan Mauricio Delgado, en su más reciente exposición resalta su legado con un retrato que hoy ya se encuentra en el Museo de Fusagasugá.

No me queda más que invitarlos a que conozcan el Museo Camilo Daza Álvarez y disfruten de los objetos que allí se encuentran: espadas, uniformes, aviones y hasta un carnet firmado por el rey Alfonso XIII.