sábado

LA HISTORIA DETRÁS DEL CUENTO


ENTREVISTA A SANTIAGO DÍAZ


Por: Johanna Marcela Rozo Enciso.

En mi adolescencia conocí los cuentos de Santiago Díaz, los leía todas las semanas, me emocionaron tanto que empecé a coleccionarlos; los recortaba y los pegaba en mi cuaderno de notas,  que todavía conservo como recuerdo intacto de mis primeros pasos por la lectura.

El nombre del autor – Santiago- era tan solo una designación; pero podía imaginar al autor como un hombre sensible y profundo, que capturaba lectores a través de esa novedosa técnica del cuento dibujado. Santiago hablaba en sus cuentos de la condición humana, de la filosofía de la  cotidianidad, del amor, la familia, el afecto. Sus obras llenas de color salían publicadas en el periódico “El Tiempo” cada domingo y hoy podemos encontrar parte de su obra en la red.

Y gracias a las redes sociales, podemos conocer un poco más de Santiago Díaz, artista plástico de profesión.  


J.R ¿Recuerda la primera vez que escribió un cuento dibujado?


Cuentos Dibujados tuvo su prehistoria: se trataba de breves historietas en blanco y negro publicadas en la última página del ya desaparecido periódico bogotano “La Prensa”. Se llamaban “Un cuento como éste”, y el primero narraba la dualidad de un lector que conseguía por fin el libro deseado, era de lujo, pero cuando lo tuvo en sus manos no quiso leerlo para que no se le gastara.
En aquellos años, con un grupo de compañeros de Diseño Gráfico de la Universidad Nacional, hacíamos algo de humor gráfico y también historietas. Pero el espacio que me asignaron en La Prensa era muy grande para hacer algo de humor gráfico y muy pequeño para hacer una historieta completa, (el tamaño tradicional era una página) así que decidí escribir historias breves, como cuentos ilustrados que gustaron mucho. La sección terminó un año después por falta de presupuesto.
Luego vino un intermedio, dos o tres años que no escribí porque no publicaba, fue un error, porque era una época muy creativa y debí haber recogido esas historias, por lo menos en bocetos.
El primer cuento dibujado en color fue sobre un ratón que no tenía nariz y hablaba todo chistoso: “Do tego dadiz”, decía con tristeza. No encontró trabajo en ningún circo y no encontró ningún cuento en donde colarse y volverse leyenda.

J.R ¿Cómo se dio el proceso de publicación?



De niño leía periódicos, especialmente los días domingos, la sección de historietas. En El Tiempo, Las Aventuras, con personajes como Tarzán, El Fantasma, Olafo, Educando a Papá, Lorenzo y Pepita y otros más, que venían en un cuadernillo especial dentro de las Lecturas Dominicales. Y en el Espectador leía Los Monos, que era más dirigido a los niños (con personajes de Disney, Ferdinand, Garfield, Popeye, Calvin y Hobbes y colombianas como Los Marcianitos y Los Cuidapalos). Como me gusta dibujar, obviamente llegó un momento en que soñaba publicar mis propias caricaturas. Cuando estaba terminando mi carrera, trabajaba como ilustrador independiente en El Tiempo. Iba personalmente a entregar los trabajos y un día la secretaria del departamento de Diseño (a quien habían encargado conseguir una historieta) me preguntó:

–¿Usted hace historietas?

–Sí, le respondí, como quien no quiere la cosa.

–Tráigala mañana, pues el que tenía ese espacio “se colgó” y necesitamos publicar.

Al otro día no llevé nada, pues aunque soñaba publicar una historieta, no había hecho ni siquiera una muestra para que los editores o los lectores tuvieran una idea de la historia o del personaje (eso sucede a menudo). Pero al rato la secretaria me llamó y dijo “quiubo de la historieta, aquí la estamos esperando”, entonces entendí que el asunto era en serio (lo de las historietas es algo muy serio), así que me tocó colorear una de la historietas que había hecho para “La Prensa”, la del ratón, la llevé y les gustó, la insertaron, pero le faltaba algo muy importante: fue cuando el diseñador me pregunta: “¿Cómo se llama la historieta?” Había pensado en todo, menos en el nombre, y ya entraba a impresión, así que la bauticé con el nombre del género: “Cuentos Dibujados”, dije, porque no iba a tener un personaje principal, o más bien el personaje era el cuento mismo. Luego pregunté: “¿Traigo más?” “Claro”, me dijeron y así fueron 14 años de publicación dominical.

A través de esos años la sección de historietas o comics o “monos” se redujo, pues era muy costosa la impresión por aparte, la integraron dentro del cuerpo del periódico grande en medio de otras secciones, lo cual fue un error pues en ese momento se empezaron a perder los lectores infantiles: si no se cosechan lectores, ¿quién va a leer periódicos dentro de 20 años? Desafortunadamente los periódicos colombianos han seguido la pauta de la prensa norteamericana, que le apuesta más al internet y a lo electrónico, pero con mi trabajo en los Cuentos Dibujados descubrí que EN COLOMBIA LOS NIÑOS SÍ LEEN, muchos de mis lectores ya son grandes, como tú, crecieron con esas historias y a nivel periódicos hoy hay un vacío a nivel infantil. Bueno, algo curioso con las historietas es que también les gustan a los adultos. En fin, el espacio se redujo cada vez más hasta que debieron eliminar una historieta, había llegado Gaturro de argentina y era novedad, los editores escogieron esa y sacaron a Cuentos Dibujados, a pesar de las protestas de los lectores. Los administradores del periódico ya me tenían los ojos encima, por pedir aumento de precio (Solo por pedirlo. ¡No me lo dieron! La tarifa que me pagaban estaba congelada hacía 5 años) y por no haberles cedido los derechos de autor de la historieta. Es el caso de muchas editoriales: quieren los derechos solo para ahorrarse molestias, para no tener que pagar más si se vuelve a publicar, o para bajar costos y hasta para rellenar o reutilizar, pero no porque estén interesados en el arte y la cultura. Es la edición de la ironía: adquieren los derechos de la obra y guardan la obra en un cajón, o publican o re-publican algo pero no quieren pagarle al autor o al ilustrador, o a veces todo termina en un círculo vicioso en el que ni publican ni dejan publicar.

Otro factor que incidió para que haya muy pocos historietistas colombianos en los periódicos colombianos es la falta de organización y de gestión. En Norteamérica hay sindicatos que son agencias que reparten historietas a diversos periódicos en el mundo: Olafo, Justo y Franco, Calvin y Hobbes, etc. El autor hace una semanal o 6 tiras diarias y esta misma se publica en muchísimos periódicos, dejando grandes ganancias para el autor y para la agencia, y dando a un precio “barato” la historieta a cada periódico. Y con esos precios es difícil competir.


J.R ¿Cuántos cuentos dibujados ha escrito, y si es posible tiene algunos favoritos?



Han sido más de 700, gracias a Dios. Si hubiese sabido que eran tantos, antes de escribirlos y dibujarlos tal vez hubiese dicho: “yo no puedo”, o “¿de dónde voy a sacar tema para tantos?” Entonces la solución fue pensar uno semanal, y plasmarlo en el papel con constancia y disciplina, durante 14 años. Pero tenía un problema: no tenía un personaje central o principal como se usa en una historieta, pues me gustaban muchos tipos de personajes, incluyendo los súper héroes, y no podía decidirme por alguno. La solución fue hacerlo a mi manera: se me ocurrió que cada historieta tuviera un personaje diferente: en una era la historia de un arco iris, en otra la de una escuela, en otra la de un recuerdo, y en muchas la historia era el personaje. Algunos cuentos, más que cuentos son reflexiones, o preguntas o frases ilustradas, semillas de historias o pensamientos gráficos. Son una mezcla de humor, poesía, ternura y espíritu crítico.
En cuanto a favoritos, primero empiezo por los no favoritos, que son varios. Sucede que al escribir tantos, no todos me gustaron, pues recordemos tenía que entregar un cuento semanal, ya que el espacio no podía salir en blanco y no se valía repetir. Era como un juego pero también un reto. Recuerdo uno que no me salió como quería, especialmente el dibujo: se trataba de una persona que encontraba un enredo gigantesco, encontraba la punta de la pita y trataba de desenredarlo, pero no podía, llegaban otros unos a criticar, otros a ayudar y finalmente entre todos lo lograban desanudar aquel enredo y encontraban el otro extremo de la cuerda que formaba el mapa de Colombia. Resulta que una vez me presentaron a un estudiante de matemáticas que era admirador de los Cuentos Dibujados, se alegró al conocerme y dijo que entre todos los cuentos tenía uno favorito ¡incluso lo cargaba con él!: desdobló el recorte del periódico y era exactamente ese, el cuento del enredo que al desenredarse aparecía el país.
Eso me hizo ver que aquí también entran los diferentes criterios: lo que a mí no me gusta a otro sí y viceversa. A veces llegaba al periódico con algo que para mí era el súper-cuento y la gente lo veía y no le producía ningún efecto.
Vivimos en la época de la industrialización y esto afecta también la creación artística. La gente pide más y más y lo quiere de inmediato. Hace muchísimos años un escritor hacía una novela y necesitaba un tiempo largo para oxigenarse, despojarse de los personajes y poder empezar una nueva obra. Y se respetaba ese espacio. Hoy se escribe algo e inmediatamente hay que hacer otro escrito y otro más, incluso varios escritos simultáneamente.
En cuanto a los favoritos, está el del ratón sin nariz (o sid dadiz), todos los que escribí sobre educación y los de juegos de palabras, como la historia de un hombre llamado JAMÁS, que vivió con una mujer y JAMÁS la quiso, JAMÁS la sacó a bailar, JAMÁS la respetó, JAMÁS le llevó flores, y cuando ella lo dejó, no supo por qué. JAMÁS lo sabrá.


J.R. ¿Se ha inclinado por otros géneros literarios, tal vez poesía o  novela?
No, pero sí me atraen. Una vez alguien dijo que los Cuentos Dibujados eran poesía, y sí, viéndolos desde ese punto de vista había poesía no solo en el texto sino en las imágenes. La novela, me atrae, considerada como una suma de historias que se conjugan en una sola. Tal vez se dé el día menos pensado.


Me he enfocado en el género de los cuentos porque también crecí con las historias de los hermanos Grimm, de Andersen, incluso con historietas impresas de Disney que ya no se publican. Mi padre guardaba esos libros como un tesoro y cuando los ponía a mi alcance eran épocas especiales y felices.
Y aquí aprovecho para contar que Cuentos Dibujados no es mi única publicación.


Con Panamericana Editorial publiqué un cuento titulado ROSARIO DICCIONARIO, ilustrado por Laura Osorno, libro que ya cumplió un ciclo y los derechos han vuelto a mí.

Con Editorial San Pablo publiqué 9 libros, también para niños: 


UN LUGAR PARA EL AMOR, UNA AMIGA LLAMADA FE, EL PERDON ES UN DON, CADA UNO TIENE UN DON, EL MUNDO ES PERA, UNA SEMILLA DE SOL, ¿DÓNDE ESTÁ MI PROJIMO?, GALLETAS CON SABOR A HONESTIDAD, y para colorear GRANDES Y PEQUEÑOS, A TODOS AMA DIOS y EL PEZ Y JONÁS, pues he tenido la fortuna de poder ilustrarlos. De esos ya quedan pocos en las librerías de la editorial.
Para Bavaria también he escrito cuentos, ya casi cien, durante 15 años, con sus respectivas ilustraciones, para una revista interna para las familias de sus empleados.
Bueno, ¡he podido vivir del cuento!
Ahora soy docente de arte en un colegio oficial y eso absorbe tiempo. Pero saco tiempo para escribir.

J.R.  ¿Cómo empiezas a construir el libro de cuentos dibujados y a propósito dónde se consigue?


Irónicamente el periódico no se interesó en publicar un libro. Estaban más enfocados en las noticias políticas, o judiciales, o en los negocios de los accionistas (¡y aún todavía…!).
Amparo Mahecha era la editora de San Pablo en ese momento y me contactó para proponerme publicar el libro. Como yo tenía los derechos, la negociación fluyó, y re-redibujé el suficiente material para publicar 6 pequeños libros, pero solo se imprimieron 4. Se requirió de un gran esfuerzo humano y económico. Lo agradezco y lo valoro. Luego surgieron los otros proyectos, que fueron los libros que mencioné antes. Al sacarlos al mercado no fue el boom que se esperaba (no soy un you-tuber; lo mío es más de constancia, dedicación y paciencia). Por otro lado, a pesar de trabajar en medios, no soy mediático. El lápiz habla en silencio.

Pero finalmente se vendieron. Actualmente quedan pocos ejemplares, se consiguen en las librerías San Pablo de todo el país.

Ahora hay nuevos proyectos. Soy muy tradicionalista, pero me gusta estar creando.



J.R  ¿Cuáles escritores o libros  han sido más influyentes en su obra?


Las historietas y libros que leía cuando niño, que ya nombré, y añadiría a Antonio Orlando Rodríguez especialmente con su libro Un elefante en la cristalería. Tardíamente descubrí a Gianni Rodari: me gustan los giros de sus historias, y una obra suya que recomiendo para aprender a escribir cuentos: Gramática de la fantasía.  
En cuanto a dibujantes, me gusta el trabajo de Saul Steinberg, gran grafista rumano que trabajó muchos años en Estados Unidos ilustrando el magazín The New Yorker.
Y de compatriotas colombianos me gustan los cuentos de Jairo Anibal Niño, en especial los del libro Puro Pueblo. A nivel imágenes siempre admiré en sus primeros años la obra del ilustrador Juan Carlos Nicholls y del humorista gráfico YAYO (Diego Herrera).


J.R. ¿Qué  libro siempre regalaría?

El libro siempre será un buen regalo, es un tesoro que se puede ver y tocar, que pone a funcionar la imaginación. Es uno de los mejores inventos. Por supuesto, he regalado los míos, especialmente Un lugar para el amor y Rosario Diccionario. Siempre busco libros que edifiquen, que transmitan vida y alegría. Infaltable la Biblia, libro de libros a nivel espiritual y que tiene como añadidura una gran variedad de recursos y estilos literarios.
¡Ah!. Y el Principito de Saint Exupery.



J. R. Cuéntenos sobre los talleres  de cuento que realiza. ¿Cómo acceder a ellos y que novedades tienen?




En un principio eran esporádicos, cada 5 o 6 años. Ahora procuro que sean más frecuentes. No son fácilmente explicables: involucran dibujo, cuento y creatividad, con objetos conceptuales. Si alguien escucha que va a haber un TALLER DE CUENTOS DIBUJADOS se puede imaginar muchas cosas, pero hay objetivos claros, por ejemplo recuperar la imaginación como herramienta práctica y animar a los participantes a escribir y dibujar. Siempre pongo ingredientes nuevos, sorpresas visuales y literarias y lo que funciona lo conservo taller tras taller. Se divulgan voz a voz, en redes sociales, en bases de datos de amigos y en las páginas web:

www.cuentosdibujados.blogspot.com



J.R Finalmente que le recomendarías a los jóvenes que quieren ser escritores.


Leer, escribir, soñar, crear, analizar, rayar, dibujar, ser críticos de sí mismos, publicar, pulir, desarrollar, dejarse inspirar e inspirar.
Escribir, y mejor si es a mano, ayuda a combatir la pereza, el facilismo, el aburrimiento, el odio.
Colombia es un país de artistas, en todos los sentidos, y de buenos artistas. El gobierno debe garantizar su formación, su desarrollo y dedicar recursos, proyectos, planes, programas, presupuesto y leyes para que los artistas, especialmente los escritores, puedan ejercer su oficio, su labor, su pensamiento, realizar sus obras y recibir su pago en la medida justa y como dicen por ahí: con todas las de la ley.

Es importante huir del dinero fácil, de la fama fácil, del humor fácil, de los resultados fáciles.  Hasta de la mediocridad fácil. Del facilismo fácil de copiar y pegar, de mirar y burlar, de mirar y rechazar, de mirar e insultar. No siempre lo exitoso es bueno.

La cuota de sacrificio es una cuota que nadie quiere dar, pero es el ingrediente principal para escribir, para ser leído, para recibir algo a cambio, para disfrutar de los frutos literarios y para que los frutos literalmente sean dulces. La satisfacción más grande es conseguir algo que te ha costado mucho.

No soy bohemio, y tengo muy claro que para ser creativo no se necesitan las drogas ni el alcohol. Para ningún cuento he buscado ni he necesitado entrar en ese cuento. Soy feliz haciendo lo que hago.
Quiero estar cerca de Dios. Y seguir escribiendo en la medida en que él me lo permita.


Santiago Díaz López.
Mosquera, Cundinamarca, Julio de 2016.
Ilustraciones del autor.

http://cuentosdibujados.blogspot.com.co/


jueves

LOS COMUNEROS RENACEN EN SANTANDER


Por: Johanna Marcela Rozo Enciso.
mujerdeniebla29@yahoo.es
www.lenguajedemujer.blogspot.com


Hernando Ardila González nació el 14 de febrero de 1958, es abogado penalista de profesión, sin embargo desde hace muchos años es escritor y gestor cultural. En esta última labor se ha desempeñado como director y por qué no decirlo, como líder de la nueva gesta comunera, es decir, lidera desde el 2007 el encuentro literario internacional denominado: “ Vuelven los comuneros”, como un homenaje a las raíces libertarias del Gran Santander.

En Colombia existen muchos encuentros y festivales literarios, pero este encuentro tiene una particularidad y es su itinerancia, que lo hace resaltar entre los demás. Los poetas y escritores invitados al encuentro que acuden de muchas regiones de Colombia y también de otros países, llevan su poesía por diferentes municipios de Santander, van desde Bucaramanga, Girón, la metafórica Barichará, El Socorro y por supuesto El Cañon del Chicamocha, entre muchos otros. En todos estos lugares dejan su literatura y sobre todo reviven la historia comunera.

Hernando Ardila después de su experiencia por varios encuentros internacionales, supo que era necesario crear algo propio, a pesar de las dificultades económicas que se presentan en este tipo de proyectos. A lo largo de estos nueve años con el encuentro se han generado semilleros de escritores en los diferentes municipios a donde ha llegado el festival literario.

Hernando escribe a partir precisamente de su carrera de derecho, por que cree firmemente en la democracia y en la constitución, tanto así que su primer libro de llamó: Te quiero con democracia.
 
 


En este sentido Hernando seguirá adelante con su obra literaria haciendo énfasis en la igualdad de los seres humanos, en el respeto y sobre todo en la memoria de los pueblos, que es nuestra memoria. Así que para el 2016, la versión X vendrá con mucha más fuerza tratando de llevar este encuentro itinerante a Santander, Norte de Santander y Venezuela, como una manera de recorrer los pasos de nuestros antepasados luchadores y valientes. Ahora esperemos que muchas instituciones públicas y privadas se unan a esta labor de recuperación de la memoria. Por ahora lose dejo con una muestra literaria del autor.
TE QUIERO CON DEMOCRACIA
(Si somos base de la Sociedad... por qué no ser base de la Democracia?
Te Quiero con Democracia
Porque somos más que dos
por dentro y fuera de casa
somos iguales tú y yo.
No tenemos constitución
más actuamos por consenso
y al surgir contradicción
convocamos referendo
para consultar la razón
el corazón y la piel
y contamos hasta tres
para tomar decisión.
Eso sí, sin proselitismo
que impide pensar y contamina.
Sin sensacionalismo
que mimetiza la mentira.
Sin manzanillismo
que al tirano lo maquilla.
Y sin mercantilismo
que se compra las conciencias.
Como también si encuestas
que parecen de otros planetas.
Sin presión para militar, una propuesta
de engaños y de entregas
y de violencias sin tregua.
Te Quiero con democracia
y nuestra mesa es redonda
no hay último ni primero
sino diferencia armónica.
Te Quiero con democracia
y con igual compromiso
pues yo ordenaré la casa
mientras tú vas al partido
y mientras consigo el sustento
tú jugarás con los niños
si sales a trabajar
cocinaré... aunque sean solo fritos.
Te Quiero con democracia
haremos fiestas los dos
iremos a la taberna
a bailar nuestra canción
para luego en algún hostal
embriagarnos de pasión.
Te Quiero con democracia
sin posición subyugante
al momento de intimarnos
somos iguales amantes.
Subes...
y tu cadera gobierna
Subo...
y cada gana incontenible tú me entregas
luego juntitos de lado
mirándonos a los ojos
el éxtasis lo sellamos
entre infinitos abrazos
repartiendo utilidades
de nuestro amor consumado
y si aún nos quedan ganas
las bebemos hasta saldarlas
con igual aporte y empeño
hasta que nos sorprenda, el alba.
Te Quiero,
¡Te Quiero con Democracia!
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EL PROBLEMA DE LA FE, SEBASTIAN TOGNOCCHI



Por: Johanna Marcela Rozo Enciso
mujerdeniebla29@yahoo.es
www.lenguajedemujer.blogspot.com




El autor independiente  Sebastián Andrés Tognocchi, nos presenta su primer libro de la que dice ser una triología:  EL PROBLEMA DE LA FE - Pacto de Vida". Sebastian quien ya es conocido por la  Saga Ragnarok, nos presenta una novela que nos enfrenta a nuestras creencias, tema recurrente de la folosofía moderna.

Creer o no creer sería la cuestión mimetizando  un poco a Shakespeare. El problema de la fe se hace más profunda en estos tiempos donde debemos contrastar la creencia de un ser superior y sus origenes con miles de versiones salidas de las diferentes religiones, además de la teorías espirituales y cientificas que a diario podemos encontrar sobre el origen de nosotros mismos,  y por supuesto sobre las posibles hipótesis del final de la humanidad.

Creer en un ser superior es algo práctico, tendremos una vida eterna y este sin sabor de la vida solo sería una etapa corta para aprender y purgar nuestros pecados, pero y si Dios no existe, si no hay nada después de la muerte solo un vacío inmenso, y si tanto sufrimiento y  cohibiciones no tuvieran sentido.

Todas estas dudas sobre creer en algo o simplemente declararse ateo, nos plantea el autor argentino Sebastian Tognocchi en su novela, que será presentada muy pronto también para los lectores colombianos.

 La profesora en letras Marcela Cortadi también nos interroga: "¿Es más aceptable ser crédulos en nuestra cultura universal? ¿Es más útil ser incrédulos? ¿O es más tranquilizador creer en la promesa de que la vida no se termina con la simple muerte física? ¿Existe, en definitiva, la vida después de la muerte? Las teorías sobre la reencarnación construyen en esta trama el motivo de la dicotomía creer-no creer que inquieta a los personajes, los confronta unos con otros y los inserta, sin que ellos atinen a evitarlo, en un mundo desconocido de aparentes conspiraciones" y además ella agrega: "Esta es una novela para  reflexionar sobre las creencias del ser humano, para ahondar en las propias creencias, y también, porque la literatura es experta en esto, para hacer realidades las ficciones que nos inventamos. Para creer en lo increíble, para tener fe… fe, en lo incomprobable.

Esperamos muy pronto el lanzamiento de la novela EL PROBLEMA DE LA FE - Pacto de Vida, por ahora los dejo con un abre bocas.

SINOPSIS:
¿Es, la fe, un don de Dios? ¿O es, en efecto, un acto humano? ¿Hasta qué punto son los hombres responsables de su fe?

Marco Santilli, un respetable psicólogo de la ciudad de Buenos Aires, es llamado para estudiar el caso de Anahí, una niña huérfana en adopción con llamativos problemas de comportamiento. Seducido por la posibilidad de enfrentarse a lo increíble, terminará por desatar una historia que pondrá a prueba la capacidad y las creencias del lector, anteponiéndolo al interrogante más profundo del pensamiento humano: ¿con qué nos encontraremos al final de nuestros días?

Sebastián A. Tognocchi (Buenos Aires, 23 de Agosto 1984), es Licenciado en Ciencia Política, Técnico en Comercio Exterior, Coordinador General de OMEGA Producciones & Gira de Bares, y escritor. En el año 2014, Editorial Luhu -de Alcoy, España- lanza a la venta en Europa “Saga Ragnarök - Liberación”, el primero de los tomos de una trilogía nórdica de su autoría que relata las aventuras de un príncipe vikingo en su desesperado intento por salvar a su esposa de una aparente muerte inevitable.



miércoles

LIBERTAD BAJO PALABRA PARA LOS RECLUSOS EN COLOMBIA

 
 
 
 
 

Por: Johanna Marcela Rozo Enciso
mujerdeniebla29@yahoo.es
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En Colombia a través del programa RELATA (Red Nacional de talleres de escritura creativa), se desarrolla un proyecto que pretende motivar la escritura creativa (cuentos y poemas) en los reclusos de los diferentes centros penitenciarios, este programa de denomina LIBERTAD BAJO PALABRA. El programa tiene la propuesta de llevar a los centros penitenciarios a talleristas, que no solo enseñen sobre literatura, sino que tengan la capacidad de escuchar y encaminar las historias que cada participante quiere contar como es natural en su estado de prisión, y llevarlo a escribir de manera literaria.

En Colombia existen aproximadamente 14 talleres en las cárceles en los departamentos de Antioquia, Atlántico, Huila, Meta,Norte de Santander,Quindío,Santander y el Valle. Y cuyo coordinador general es el reconocido poeta José Zuleta Ortiz.

En Pamplona se inició este año en el centro carcelario de hombres, donde el grupo educativo del INPEC seleccionó a los estudiantes con mejor comportamiento, que ya venían interesados en el tema literario. Muchos de ellos en las primeras sesiones quieren contar la historia que los llevo a estar en prisión, pero además la literatura los lleva a escribir sobre su infancia y adolescencia; en un principio historias de vida que para la mayoría son amargas. Otros escriben sobre sus sueños y anhelos, sobre el aprecio renovado por la vida y por supuesto el tema predominante es la libertad.

Allí se comprende el privilegio que es tener un cuaderno y un lápiz para poder escribir, todo se valora desde allí adentro y eso lo dejan plasmados en sus textos, que en su mayoría van dirigidos a sus padres o a sus hijos.

El programa Libertad Bajo Palabra incentiva a los reclusos publicando los mejores textos producidos en los centros penitenciarios en la Antología Fugaz de Tinta que se pueden encontrar en muchas de las Biblioteca Públicas del país, los invito a que lean estas historias y conozcan más del programa.
Más reseñas en:

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lunes

LOS IMPRESENTABLES

RODOLFO RAMIREZ SOTO



Por: Johanna Marcela Rozo Enciso
www.lenguajedemujer.blogspot.com
mujerdeniebla29@yahoo.es


Rodolfo Ramírez Soto. Poeta nacido en Bogotá en 1973. Autor de del libro de poesía Tintasangre (Casa de Poesía Silva – Funcreta Ediciones / Bogotá, 2003) Fundador de la experiencia literaria alternativa LOS IMPRESENTABLES. Director del TALLER DE POESÍA CIUDAD DE BOGOTÁ, adscrito a la Red Nacional de Escritura Creativa: RELATA. Textos, reseñas y artículos suyos han sido publicados en revistas como: Golpe de Dados, Ulrika, Revista Casa de Poesía Silva y Puesto de Combate -Colombia-; La Jornada Cultural -México-; Nuevo Amanecer -Nicaragua-; Sujeto Almado -Venezuela-; El Amanecer -Estados Unidos-.

J. R: Rodolfo bienvenido, empecemos a hablar de tus inicios en la literatura, de esos primeros textos si aún los tienes, si se publicaron o se desecharon, cómo fue el apoyo de tu familia en esta carrera literaria.
R.R.S: Lo que le debo a la familia es el amor a la lectura y el cariño por los libros. En casa de la abuela el mueble de la biblioteca tenía puertas, esas puertas se podían cerrar con llave y además tenían espejos. Era un mueble que intrigaba y a su contenido solo se podía acceder con el permiso de la abuela. A veces pasaba entonces que me quedaba allí parado observado por mi propio reflejo y preguntándome el por qué de tanto misterio. En las tardes, algunas tardes no todas, la abuela se sentaba al lado de la biblioteca, me llamaba, abría el mueble, sacaba un libro y se ponía a leerme. Así conocí “Las Mil y una noches” y así me inicié en la obra de Julio Verne y Emilio Salgari.
Una de las primeras cosas que recuerdo haber escrito fue un poemita para una niña por allá a los 12 años. Luego descubrí a la niña burlándose del poema con sus amigas. Esa fue mi primera relación con el público y con la crítica literaria. Valga decir que tal relación no ha cambiado mucho al día de hoy. Ese y el resto de textos primerizos sucumbieron en el tiempo, fueron un aprendizaje que llevo hoy en día en mí pero que jamás se publicaron. Aunque valga decir que soy más bien de los escritores que publican poco, mucho de lo que he escrito no creo que vea la luz.
J.R: La lectura y la escritura van de la mano, cuéntanos de esos primeros libros que leíste y de los libros que leías en la adolescencia.
R.R.S: Luego de los autores ya mencionados apareció en mi vida Robert Louis Stevenson, con “La Isla del Tesoro” en particular, por esos días también tuve la fortuna de que a mis manos llegaran libros que leí con fruición como “La Vorágine” de José Eustasio Rivera, “La otra raya del tigre” de Pedro Gómez Valderrama y finalmente “Cien años de soledad”. Al final de la adolescencia empiezo a leer poesía y empiezo por un autor cuestionado por muchos pero que resulta mi puerta de entrada a la poesía, el uruguayo Mario Benedetti.
J.R. ¿Qué son los Impresentables y en qué va ese proyecto?
R.R.S: Los Impresentables es un proyecto que nace en el año 2007. En principio pretendía ser una columna que me habían pedido para un periódico regional y su idea era, y aún es, difundir el trabajo de tantos escritores emergentes que al publicar con editoriales independientes, o auto-publicarse, terminan curiosamente no siendo presentados, o siendo impresentables, en tanto que sus libros se les quedaban almacenados en las mismas cajas en las que los habían empacado en la imprenta. Con el tiempo el proyecto adquirió un cuerpo más robusto y hoy en día es una iniciativa que trabaja en cuatro frentes: la difusión, la creación, la edición y el encuentro. La difusión la hacemos en nuestra página web, que por el momento se encuentra en etapa de rediseño, y en nuestro blog que se encuentra alojado en la plataforma virtual del diario El Tiempo. La creación la apoyamos dictando talleres, en la actualidad Los Impresentables hace parte de la Red Relata así como de la Red de Escrituras Creativas de IDARTES y además, junto con la Escuela de Creación Artística COMPAZ, el Taller Virtual de Escritores, la Editorial Babilonia y el escritor Raúl Harper, dictamos un Diplomado de Creación Literaria. La edición y el encuentro son frentes que marchan a un ritmo diferente en tanto que requieren mayor tiempo de maduración y de gestión.
J.R ¿Qué libro regala con frecuencia?
R.R.S: A mi me cuesta regalar libros porque una vez que los compro ya no quiero entregarlos. Sin embargo, un título que siempre tengo presente a la hora de dar un obsequio es “Opio en las nubes” de Rafael Chaparro Madiedo
J.R ¿Qué libro no leería o no recomendaría leer?
R.R.S: Ninguno. Creo que cada quien debe relacionarse libremente con los libros que se le van presentando en su camino y cada quien va decidiendo a cuáles les dedica su tiempo y a cuáles no.



J.R Eres un escritor que tiene facilidad para escribir poesía y has incursionado con la narrativa.
R.R.S: Leyendo a Paul Valéry aprendí que la poesía y la narrativa son los límites extremos de un solo lenguaje que es el lenguaje literario. En tanto límites es natural que se den entre las dos diversas maneras de relaciones y no resulta extraño para un escritor, es más creo incluso que resulta saludable, andar por los innumerables caminos que se ponen a su alcance en esta relación.
J.R ¿Qué opinas de los premios de poesía, has ganado alguno?
R.R.S: En general creo que los premios resultan siendo una oportunidad para los autores. Desde la simple oportunidad, o excusa, de sentarse a escribir y terminar ese poemario que anda a medias, hasta la oportunidad de tener algo de visibilidad y de recibir dinero por su oficio. No obstante, como todo en la vida, y esto lo aprendí de Rilke, tienen sus dos caras y hay que tener mucho cuidado de no creer que un premio te da el aval como poeta o te pone por encima de los demás, existen muchas contingencias que pueden determinar que un premio se lo gane tal personaje en detrimento de tal otro. Yo particularmente he participado en todos y no he ganado ninguno.
J.R. ¿Cómo empiezas a construir un libro? ¿Cuál de tus obras sería tu favorita?

R.R.S: Depende. Los libros de poesía son más intuitivos y la verdad pocas veces me doy cuenta de que he empezado a escribirlos. Sin embargo, en el proceso les voy dando una unidad y me voy enfilando a un aspecto particular sobre el que quiero reflexionar. El proceso en narrativa es mucho más razonado, desde el principio tengo claro lo que quiero escribir, lo que pretendo decir allí y cómo. En este momento me entretengo mucho con un librito, una colección de cuentos que estoy escribiendo y que espero que salga este año, o por mucho el próximo, y que se titula “Suicidio Limitada”. Ese es mi favorito por estos días.
J. R Alguna vez perteneció a un taller literario.
R.R.S: Sí, a muchos. En la Universidad Nacional tomé un curso de apreciación de poesía latinoamericana que dictaba Harold Alvarado Tenorio. Luego, en la Casa de Poesía Silva, tomé todos los que pude, el primero fue con Jaime García Maffla, después tomé talleres con Eduardo Escobar, Mario Rivero y Miguel Méndez Camacho, entre otros. Fue una experiencia muy enriquecedora en tanto que me ayudó a definir mi idea de taller y a diseñar el modelo de taller que me parecía más pertinente y productivo.
J.R ¿Se hacen los escritores en los talleres de literatura?
R.R.S: No. El escritor se forma en la vida y en su relación con ella y con la misma literatura. Es un proceso individual en el que nadie le puede ayudar. Los talleres, los buenos talleres, brindan herramientas, un grupo de amigos y acaso lecturas que iluminan, poco más. Depende de cada quien el uso que dé a esos elementos. Raymond Carver, por ejemplo, solo sabía que quería escribir pero no sabía cómo arrancar, de no ser por el taller que tomó con John Gardner quién sabe que hubiese pasado con él en la literatura.
J.R ¿Qué le ha aportado Relata (Red nacional de talleres de escritura creativa), a la literatura colombiana?
R.R.S: RELATA me ha permitido entrar en contacto con un grupo amplio de gente con la cual tenemos en común el amor por la literatura. Conocer a los coordinadores de taller y sus diferentes experiencias, algunos lo tienen muy complicado para sacar sus talleres adelante, así como a los asistentes de taller, cuando he tenido la oportunidad de hacer acompañamientos, me demuestra que el aporte de RELATA a la literatura colombiana es mantenerla viva y demostrar lo amplia que es. La literatura no es solo escribir, es formar identidad cultural, construir mejores seres humanos, dar una opción distinta a tantos en medio de un país que no brinda muchas opciones. Eso es lo que aporta RELATA.
J.R Finalmente que le recomendarías a los jóvenes que quieren ser escritores.
Les haría la misma recomendación de Rilke, que creo que ya dio las mejores recomendaciones para un joven escritor. No estar tan pendientes de lo que los demás piensan de sus textos. Preocuparse más por realizar buenas lecturas que por publicar. Y si ya han descubierto, con absoluta certeza, que la literatura es lo suyo, entonces no creerle mucho a los mayores y creer más que nada en ellos mismos.


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