Pedro Arturo Estrada, soñador de palabras. |
Entrevista por: Johanna Marcela Rozo Enciso.
mujerdeniebla29@yahoo.es www.lenguajedemujer.blogspot.com
Pedro Arturo Estrada, poeta y narrador antioqueño, ganador de los premios de poesía Ciro Mendía, 2004, del premio Sueños de Luciano Pulgar, 2007 y Beca de creación en poesía Alcaldía de Medellín, 2012. Promotor cultural, coordinador de talleres literarios con niños, jóvenes y adultos. Cofundador de las revistas poéticas Maya y Fuegos. Miembro de la Casa de Poesía Porfirio Barba Jacob durante algunos años. Escritor asociado de Relata (Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa del Ministerio de Cultura).
¿Cómo decidiste y a qué edad ser poeta?
“Ser poeta” no se decide propiamente, tal vez. Se entra en la poesía por instinto quizá muy temprano en la vida, como en un sentimiento, como en un mundo “otro” dentro del mundo habitual del que nadie nos había dado noticias claras antes, al menos conscientemente. Ocurrió seguramente en esa “era fantástica” de los ocho años aproximadamente cuando escuchaba los cuentos de mi abuela o de mis tías, pero principalmente cuando descubrí hacia los nueve la biblioteca de Tomás Carrasquilla, el escritor antioqueño, allá en ese pueblecito entre montañas y el frío, llamado Santo Domingo. La lectura de ese Robinson Crusoe, tan solo en su isla, tan abandonado a sí mismo me marcó para siempre, me hizo sentir y ver que ese sería mi destino: la soledad cercada por el océano del lenguaje, el silencio, la búsqueda del ser más íntimo y su reintegración al mundo. Y luego, aquel “Paraíso perdido” de John Milton, con la figura del rebelde Lucifer, tan solo también, tan lúcido, arrojado al abismo, a la tiniebla absoluta, como el poeta que con el tiempo se ve también enfrentado a ese destino, a ese “non serviam” fulgurante, esa rebelión contra lo establecido, lo autoritario y el orden impuesto.
¿Si no fueras escritor, que otra profesión hubieras escogido?
Leer es el oficio que puedo asumir como tal en toda circunstancia. Porque escribir es en realidad una intensificación del acto de leer, una forma de integrarse al lenguaje humano de manera activa, apasionada y creadora. Vivimos en una época donde por fortuna se abren cada vez más las posibilidades no sólo de leer, sino de responder espontánea y sistemáticamente, a esa diversidad textual que constituye el mundo vivo y el mundo virtual en el que nos movemos. Por eso hablo siempre del hipertexto como visión integradora y dinámica de la cultura contemporánea, de la literatura y de la poesía entendida más allá de la noción de género, incluso de la noción delimitada de poema o de verso.
Sin embargo, también me hubiera gustado ser músico, cantar, componer canciones. ¿Dirías que hay autores o lecturas obligadas para la vida de cualquier escritor? ¿Cuáles recomendarías?
No, la lectura es un ejercicio de libertad, de imaginación y asunción del ser soberano de cada persona cuya elección más que programática, debe ser ante todo vital, como el amor, como toda experiencia humana. Sin embargo, sí es posible orientar la formación, digamos, profesional con lecturas básicas que no obligadas, que permitan fundamentar un conocimiento más estructurado de las técnicas literarias, los géneros, las tendencias, la evolución de la propia literatura como arte. En ello el panorama es amplísimo y depende mucho de la suerte que se tenga para encontrar los textos adecuados, las posibilidades educativas, los medios, en fin, tantas cosas. Porque simplemente decir, léase a Homero, a Dante, a Shakespeare, a Cervantes, a Quevedo, a Balzac, Dostoievsky o Kafka, no es suficiente ni definitivo. Hay que ir más allá, relacionar todas esas lecturas en otros contextos, otras realidades y confrontarlas con la propia vida.
¿Cómo ves el panorama nacional en las letras jóvenes de Colombia?
Muy interesante, fértil en nuevas visiones y maneras de sentir y de expresar el mundo tan complejo que vivimos. Hay voces cada vez más originales, más fuertes en las nuevas generaciones de narradores, de poetas, de cronistas, de teatreros y diría de artistas en general que abordan una sensibilidad más abierta a lo experimental, a la intertextualidad y la hipertextualidad contemporáneas. La información es instantánea, la imaginación vuela, la pluralidad, la interculturalidad, la diversidad de las estéticas e incluso su fugacidad, permiten un lenguaje más espontáneo y vital en muchos casos aunque el peligro de la confusión y la dispersión acompañan también esa experiencia. En lo que tiene que ver con la poesía, me encanta ver cómo los jóvenes están escribiendo hoy no sólo cosas románticas o eróticas propias de su edad, sino también experimentando con el lenguaje, explicándose el mundo e indagando por el sentido de la vida a través de una escritura seriamente asumida, con todos sus riesgos y hallazgos. Citar nombres no es mi fuerte. El tiempo lo hará por mí.
¿Muchos escritores no se leen por el temor a arrepentirse de lo ya publicado, alguna vez te arrepentiste de algún poema o cuento publicado?
Si pudiera hacerlo, seguramente que reduciría en mucho lo que he publicado hasta ahora, que tampoco es demasiado: cuatro libros y otros textos sueltos que andan por ahí. Pero confío en alcanzar a lo largo del tiempo que tengo y el que me falta aún, por lo menos a depurar unos cinco o diez poemas importantes para mí, que den cuenta de mi paso por este mundo.
¿ Cuál de tus libros es tu favorito?
Me sigue gustando Fatum, publicado por la colección Autores Antioqueños en el año 2000, porque agrupa quizá los poemas más característicos y tal vez sinceros de mi producción. Textos con los que todavía me identifico en gran parte.
¿ Qué opinas de los premios nacionales de poesía, son necesarios para determinar el estado de la poesía en Colombia?
Los premios en sí mismos no determinan el estado de la poesía en Colombia y creo que en ningún país, pero sí ayudan mucho al poeta como posibilidad de dar a conocer más su obra, de posicionarla, de encontrar un lector real. Está bien que el estado ofrezca becas y estímulos a las artes en general, y no siempre por ello el arte que se surja apoyado por estos estímulos se convertirá en arte oficial, porque todo arte, cuando lo es, será siempre subversivo y contradictor del poder, de lo oficial.
¿Qué opinión tienes del auge que se está dando en el país de los talleres literarios?
Muy saludable que se den estos espacios, que se apoyen permanentemente porque convocan a los jóvenes y aun a los adultos alrededor de la palabra como posibilidad real de integrarse al mundo, a la vida social y al pensamiento crítico, porque no sólo tienen como objetico fabricar artificialmente “escritores al montón”, sino en lo esencial, formar públicos lectores, sensibles, abiertos al diálogo interdisciplinario, tan importante y decisivo hoy por hoy.
¿Cuéntanos sobre la experiencia de la revista Maya y Fuegos, qué otras publicaciones independientes recomendarías?
Maya y Fuegos, fueron aventuras juveniles nacidas del deseo de dar a conocer nuestros primeros textos, entre amigos y algunos círculos de la poesía en Medellín, pero no duraron mucho aunque quedó un buen recuerdo en la mente de algunos. Pero ahora el panorama es más amplio, más fuerte y serio. Sobre todo porque la noción de revista en papel, aunque se conserva también en gran medida, se extiende hoy al espacio interactivo de la internet, el blog, la web y la posibilidad de actualizar contenidos es asombrosa. No obstante creo que hay revistas muy bellas en papel aquí en Colombia por ejemplo que son ya parte de nuestro patrimonio, como Puesto de Combate, Casa Silva, Ulrika, Prometeo, Universidad de Antioquia, Luna de locos, Luna nueva, Arcadia, El malpensante, etc. Revistas independientes en realidad podría decirse que son aquellas que todavía circulan de manera subterránea y alcanzan un público más restringido. Y en todas partes las hay.
¿ Qué les recomendarías a los jóvenes de talleres literarios que empiezan en este arduo trabajo de la literatura?
Ahondar en una conciencia crítica del lenguaje, entender que vivimos una época complejísima donde la mirada idílica en torno a la misma literatura, el arte y la poesía ya no es posible. Estar alerta a lo que pasa en el mundo desde una perspectiva no convencional, tratando de interpretar las nuevas propuestas no sólo en el ámbito estético sino social, científico, humano. No cerrarse únicamente a escribir por escribir. Mantener una conexión a tierra, no excluir nada, no despreciar al otro ni lo otro que somos también nosotros.
Una pregunta final: ¿Para ti qué es la poesía?
Es la única forma de sentirme vivo, de comprender, de hallar sentido a los fragmentos de realidad que soy.
Muestra poética.
LA RUEDA LENTA QUE TE MUELE
Esa quemadura, esa luz que cava y revienta silenciosa por dentro. Uñas rasgando desde el fondo, como si alguien estuviese asfixiándose en ti o buscando salir de ti. Quizá el que eras hasta ayer, quizá el que serás mañana. Y es entonces afuera igual la náusea antes de escalar el vacío, aferrarte a la rueda lenta que te muele segundo por segundo, silenciosa, eficaz, mientras cierras los ojos e inclinas la espalda, ensordecido, perfectamente aleccionado en el terror. *** DEL ARTE DE CAER
Quien tropieza de nuevo contra la misma piedra comprende que ha empezado a caer sin remedio, que su cuerpo se inclina por inercia al vacío, al suelo que lo pide.
Quien imita los gestos del árbol inclinado en el aire, se sorprende de pronto con el gozo que asciende y lo sostiene en vilo entre el cielo y la tierra.
Quien se abraza a la nube que cruza por su sueño, despertará liviano, casi pájaro o viento, pero tendrá cuidado con objetos muy densos y con cuerpos oscuros.
Quien huya de sí mismo caerá, quién lo duda, en otra soledad y otro misterio, pero habrá descubierto al cabo que caer es tal vez la manera más bella de entender.
Y quien se suelta dulce hacia el centro secreto de su nada, hallará, finalmente, ese justo equilibrio en que caída y vuelo se funden, y lo salvan.
***
DE UNA MUCHACHA QUE SE DESCALZA
Una muchacha se descalza al fondo de mi infancia,
pero sobre el mundo la furia se desborda y hay alguien al otro lado de mí abriendo una ventana al vacío para arrojar su corazón.
Una muchacha escribe en su cuaderno blanco
sus miedos negros y una bandada de pájaros agoreros cruza el cielo.
Su rostro desaparece
y deja aleteando sombras filosas en la pared cuando despierto.
Huye de mí su risa de hojas secas al aire matinal
mientras tomo mi habitual desayuno de palabras frías. Una muchacha se desnuda en mi sueño, pero a mi cuerpo se anudan ya las primeras raíces del árbol subterráneo
que crecerá por siempre
en mis antípodas. *** LAPSUS CALAMI
Qué escribimos todavía
desesperados sobre papeles que sólo arrastra el viento del apocalipsis
si nadie lee nada y si leyera
entre bostezos sólo tinta rojioscura de sus ojos de hielo escurriría
Qué esperamos decirnos
cuando todo está dicho y nadie escucha y se devuelve el flujo atascado de silencios ahogándonos de hastío de palabras mil veces masticadas por otros de sueños repetidos mientras muere la tierra a nuestra espalda y caen incendiados los cielos que inventamos sobre nuestras cabezas
Qué escribimos imbécilmente urgidos
penosamente oscuros y gibosos sobre el blanco sagrado que fue ramaje un día y habitación de pájaros
Qué esperamos seguir abriendo en el vacío
con el cuchillo negro del lenguaje que hiere sólo la propia carne el corazón que gira como un corcho varado en el vertedero. *** Pedro Arturo Estrada – Girardota, 1956. Poeta, narrador y ensayista. Ha publicado Poemas en blanco y negro (1994); Fatum (2000); Oscura edad (2006) y Suma del tiempo (2009). Premio nacional Ciro Mendía en 2004 y Sueños de Luciano Pulgar, 2007. Coordina talleres literarios con niños, jóvenes y adultos. Textos suyos han sido recogidos en algunas antologías nacionales y del exterior. Los poemas presentes hacen parte de su próximo libro Poemas de Otra/parte. |